La primera parada es Kumrovec, un pueblo-museo que te muestra la manera de vivir de los croatas del s.XIX.
Lo más curioso es que las casas-museo están entre las casas habitadas del pueblo, una mezcla entre la vida de hace más de cien años y la de ahora. Las casas mantienen los muebles, herramientas y maniquíes para conocer mejor la historia. Si quieres, te puedes meter en ella...
Después nos desplazamos a Samobor, la ciudad donde los habitantes “estresados” de Zagreb hacen escapadas de un día o de fin de semana. Para llegar damos una vuelta tremenda porque la policia de Eslovenia no quiere que pasemos la frontera. Todo lo que vimos del país lo tenéis aquí:
A la hora de comer, esta vez no triunfamos. Los famosos “strukli” de queso no están mal, pero tampoco se merecen la fama de “deliciosos”. Pero el camarero, que parece que hoy sea su primer día, no nos hace la comida fácil: tarda mucho, no nos entendemos, el limón para rebajar el vino de la casa es zumo de limón exprimido, los cafés sin azúcar... En fin, el paseo al lado del riachuelo y contemplando el bosque de Samoborsko Gorje nos relaja y hace que dejemos de pensar que esto ya se acaba.
A final de la tarde devolvemos el coche en el hotel y después de unas compras en el Konzum (super que está en todas las esquinas) nos vamos a casa a cenar. Tenemos sesión de equilibrios de Èric, que no volverá andando de Croacia pero no será porque no intenta aprender...
Entradas en el museo Staro Selo de Kumrovec, 4x20 kunas; cervezas para la cena, 60 kunas... correr detrás de un autobús que no sabes si puedes coger... no tiene precio.
Oh per favor, l'Eric!!!! Què monuuuuuuu!!!
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