Hoy nos vamos Trogir, a una hora de Split. De nuevo nos encontramos con un pueblo medieval fantásticamente conservado y con un suelo limpio pero no apto para carritos.
Lo más destacable fue la visita a la Catedral, que ofrece una bonita panorámica de la ciudad. Las chicas que no vayan recatadas deberán cubrirse los hombros con pañuelo que prestan en la entrada. El tramo final parece de difícil acceso a la subida...
...y lo demuestra a la bajada.
Entrada a la Catedral, 80 Kunas; comer sardinas del adriático en una tranquila terraza interior, 65 kunas; dejar que Èric conduzca a la vuelta, no tiene precio.
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